no pudo aguantar tanto frío y soledad.
Hoy es una tapera más.
Hoy es una tapera más.
Hoy tapera (Nov.2010)
Rancho de Leiva, hoy
Viejo rancho, solo y triste,
que aguantás como podés
los cimbronazos del viento
y el olvido de tu ayer.
Viejo rancho, solo y triste,
que aguantás como podés
los cimbronazos del viento
y el olvido de tu ayer.
Muy poco queda de aquellos ranchos que formaban el caserío de Copetonas, allá por mediados del siglo xx.
Uno de los que quedan, como puede, es el llamado rancho de Leiva. Lo fuí a ver, y me dolió su agujereada estampa: se va cayendo a pedazos, y lo que no se cayó, se lo arrebataron. El viento corre por sus huecos ; ya no hay voces, ni ajetreos, ni rondas de niños...
Hubiera sido lindo recuperarlo para albergar en él un museo, por ejemplo, pero además para mostrarle a las nuevas generaciones cómo era un rancho de adobe, cómo se hacía, y cuan noble resultaba ese material.
Resulta que en el mundo, en regiones pobres donde hay déficit habitacional, están recreando la vivienda de barro, ya que es económica, fresca en verano y cálida en invierno, y por sobre todas las cosas , asequible, ya que desde siempre -y partiendo desde la lógica-, el hombre procuró su hábitat en los elementos que le ofrecía su entorno. Después vino la modernidad, múltiples ofertas, modas tentadoras, cierta competitividad entre vecinos, y a todo lo antiguo se lo rechazó.
Yo me he tomado el atrevimiento de hacer una reseña de cada uno de los tipos de adobe que había, y comprendo si alguno se aburre, pero partiendo de cierto afán didáctico, no resisto la tentación de explicárselos:
Uno de los que quedan, como puede, es el llamado rancho de Leiva. Lo fuí a ver, y me dolió su agujereada estampa: se va cayendo a pedazos, y lo que no se cayó, se lo arrebataron. El viento corre por sus huecos ; ya no hay voces, ni ajetreos, ni rondas de niños...
Hubiera sido lindo recuperarlo para albergar en él un museo, por ejemplo, pero además para mostrarle a las nuevas generaciones cómo era un rancho de adobe, cómo se hacía, y cuan noble resultaba ese material.
Resulta que en el mundo, en regiones pobres donde hay déficit habitacional, están recreando la vivienda de barro, ya que es económica, fresca en verano y cálida en invierno, y por sobre todas las cosas , asequible, ya que desde siempre -y partiendo desde la lógica-, el hombre procuró su hábitat en los elementos que le ofrecía su entorno. Después vino la modernidad, múltiples ofertas, modas tentadoras, cierta competitividad entre vecinos, y a todo lo antiguo se lo rechazó.
Yo me he tomado el atrevimiento de hacer una reseña de cada uno de los tipos de adobe que había, y comprendo si alguno se aburre, pero partiendo de cierto afán didáctico, no resisto la tentación de explicárselos:
ADOBE A LA FRANCESA
Es el menos usado en estas tierras. Para hacer cada pared, se entablan previamente de abajo hasta arriba ,el equivalente a 2 paredes, paralelas, con una distancia entre sí de 30 o 40 centímetros. Una vez levantadas estas 2 paredes de madera, entre medio se vuelca el barro blando y se espera que se seque para luego retirar los entablados, dándose por terminada la pared.
ADOBE
El adobe es el que se hace con ladrillos de barro. Para ello, naturalmente, primero hay que hacer barro. Pero todo tiene sus detalles. El barro se hace en el pisadero; el pisadero es el espacio generalmente cuadrado que se hace en el suelo (puede ser de 3 x 3 metros, por ejemplo), quitándosele la tierra y colocándola afuera , al lado. Para asentar ese hueco se hace entrar al caballo para que lo pise una y otra vez. Cuando está bien pisado, es el momento de agregar nuevamente la tierra retirada, si se desea también paja, y luego agua. Nuevamente entra el caballo, esta vez para hacer el barro que será usado en los ladrillos, cuando esté terminado ese proceso.
Cuando la mezcla ya no está muy chirle, se procede a llenar los moldes, llamados adoberas o mincaleras. Del molde salen 2 ladrillos por vez. Los ladrillos se retiran del molde cuando están oreados y no se pueden romper.
El resultado final es un ladrillo parecido a los que conocemos, pero esta vez sin cocción.
CHORIZO
Este sistema es casi un arte; según creo el rancho de Leiva es de chorizo. Los materiales son barro y paja vizcachera , pero también palos y alambre.
Se hace barro blando . Cerquita, tener preparada la paja, ya cortadas las durezas de ras del piso y las raices, proceso llamado destronque.
Para el siguiente paso, conviene que el hombre esté algo mas abajo que el nivel del piso; para ello se hace una zanja donde quepa cómodo, ya que pasará largo rato trabajando en esa posición.
Logrado ésto, el hombre comienza a trabajar. Se pone barro en una tira, sobre la tierra, de unos 50 o 60 cms. de largo, por unos 10 de diámetro, sobre ello la paja, de a 2 plantas por vez.
Se toma una planta con la mano izquierda y otra con la mano derecha, la parte mas fina y blanda hacia adentro, la mas dura hacia afuera. Es decir que las partes blandas se enciman, las duras van cada una a extremos opuestos.
Esto se amasa muy bien con el barro, y después de dejarle tomar cierta consistencia , ya está hecho el chorizo.
Este chorizo se repite una y otra vez, y son aplicados a horcajadas , sobre los alambres, a medida que van oreando . Pero claro, queda explicar, qué alambre.
Al principio dije que hacían falta palos y alambre. Lo primero entonces era armar el rancho con palos (o maderas), en los esquineros . Luego se tiraban alambres , de esquina a esquina, una pasada, y otra, y otra, todas paralelas. Si hacemos los cuatro costados ,queda una especie de cuadrilátero. Eso sería una habitación. Claro que la cosa era mas complicada, ya que para no agobiarlos no dije que había que hacer las aberturas, y que además, de esquina a esquina del rancho, había que poner unas maderas perforadas, cada tanto, para que pasaran los alambres.
Sobre esos alambres es que se colocaban los chorizos, dándoles una torción por debajo. Así, un chorizo, y otro al lado, y otro, y otro. Y naturalmente, al terminar una hilera de alambre , se seguía con otra. Y luego, la siguiente...
Estos son los 3 sistemas conocidos, en cuanto a barro para edificar se trata.
triste recuerdo de las casas que ya van despareciendo . como pasa igual por aca en la patagonia casas de ladrillo de adobe que ya quedan poco
ResponderEliminarHermoso relato..en algún lugar alguien está recreando modernizado los viejos ranchos de paja y barro,como dice son fresco en verano y calientes en invierno.
ResponderEliminarSi, María Teresa, se vuelve otra vez la mirada sobre el barro, quizá solo por necesidad.Pero en el mundo, las viviendas comenzaron a hacerse con el material que había en su entorno, luego fue mas comercial y complejo. Gracias por visitar el blog. Abrazo!
EliminarHola Sra Hernandez, yo soy Alberto Pinciroli , quien pinto el rancho de Piquiqui hace unos años, todavía lo conservo, le mando un saludo afectueso.
ResponderEliminaralbertopinciroli@hotmail.com
Hola, Alberto! Que enorme alegría recibir su mensaje!Siempre lo recuerdo.Espero que esté muy bien.Le escribiré al mail. Un abrazo! María del Carmen
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