Andaba mi padre muy molesto con su vientre, tanto que íbamos al Reta y él hacía un pocito en la arena y , boca abajo, colocaba su panza allí. Al final, a pesar de su resistencia, tuvo que ir al médico. Eran tiempos de la Clínica Copetonas y de su titular, el Dr. Del Valle Franco. Recordemos que el Dr. Del Valle practicaba operaciones allí, por eso al palparlo le dijo que tenía apendicitis, y ya programó la cirugía. Pero, al cortar, el médico se encontró con una peritonitis, que por el aspecto, llevaba varios días. El doctor comprendió inmediatamente la gravedad del caso, limpió todo lo mejor que pudo, cerró y resolvió trasladarlo con urgencia a la Capital.
Mi padre, ignorando todo, se vió en la habitación, de pronto, adolorido, sí, pero creyendo que todo lo peor había pasado. Hasta que vino José Luis Repetti y le dijo: Así que , Juan, lo llevan a Buenos Aires? Esa frase, que nadie quería decirle, lo alertó: Si me llevan es porque estoy grave, pensó. Para él, ya nada fué igual. Adiós tranquilidad!
Mi hermano, mientras tanto, procuraba la ambulancia. La de Copetonas estaba rota, por ello, tuvo que venir la de Oriente, cuyo chofer era Victorino Flores.
Cuando lo sacan a papá en camilla, hasta la ambulancia, se le tapó la cabeza porque llovía. Hoy, cuando a pasado tanto tiempo, recordamos y nos reimos: la gente decía ¿ para que lo llevan, si está muerto? ¡ claro, con la cara tapada!
Ese viaje de ida, por camino de tierra, (aún no había asfalto) fué tortuoso. Lluvia, barro... Papá dijo muchas malas palabras; recién operado cualquier desnivel del camino le repercutía en la herida. Y el conductor de la ambulancia hacía lo que podía, pobre! Mi padre lo maltrató mucho, en medio de su sozobra , ya que la veía muy fea.
Cuando llegaron a la Capital, fué internado en el Hospital Británico; lo vieron los médicos y prepararon todo para dentro de un tiempo prudencial, volver a abrirlo. Sólo era cuestión de arreglar los preparativos . Cuando volvieron los médicos a la habitación, al rato, se dieron cuenta que el enfermo no tenía fiebre, y que el drenaje estaba trabajando muy bien. No hacía falta operarlo de nuevo! En esas "vacaciones forzadas", papá recibió la visita de Ruben -Galito-, el hijo mayor de tío Galo, su hermano mayor. Galito le llevó una afeitadora, mamá lo rasuró a papá, y ya empezó a vivir otra vez, casi con normalidad. Y en poco tiempo, creo que en unos tres días, estuvo de vuelta en casa. Gracias a Dios,con salud, hasta hoy, que tiene casi 92 años.
Al final, el Doctor Del Valle Franco había hecho muy buen trabajo.
Pasé a saludarte y a decirte una vez mas , mi admiración por el trabajo y dedicación que estás poniendo en este blog.
ResponderEliminarEspero que todos estéis bien. Por aquí ya va haciendo el calorcito, al que nos acostumbra el verano.
Por lo demás, bastante liada, como siempre jajaaja y esperando a que terminen el curso mis hijos, que ahora andan de exámenes y la que está en Alemania, que termina la carrera ya éste año y vuelve para julio.
Yo tengo muchas cosas pendientes, parece que conforme voy cumpliendo años, tengo ganas de hacer mas cosas y sobretodo de aprender y eso de que el día tenga solo 24 horas lo llevo muy mal, jajaja.
Bueno no me quiero extender mas aquí, te mando muchos besos y sigue escribiendo, que lo haces genial.
Me encantan las historias que publicas en tu blog.Se requiere dedicación para hacerlo y se ve que vos le ponés mucha garra, felicitaciones
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