Estamos a horas del inicio del año 2013. Parece mentira! Yo, que soy del siglo pasado, alguna vez pensé: llegaremos al año 2000? Parecía tan lejano ! Eramos muchos los que pensábamos así. Y hasta imaginábamos ciudades y sociedades futuristas! Que absurdo, por Dios!
Y aquí estamos...; después de un año intenso, con alegrías y pesares, con altibajos económicos ( o no), con ilusiones y desilusiones, con nuestras luces y sombras.
Seguramente muchas cosas sucedieron y suceden en Copetonas a diario, porque el pueblo es dinámico y su gente se esfuerza en HACER, para si y para la comunidad, pero no todas trascienden. Y de este año que se nos va, mucho quedará sin contar.
Lo mas trascendente: vivimos por fin el Centenario de nuestro querido pueblo, con mucho entusiasmo y gracias al trabajo de muchísimas personas. Todavía resuenan sus ecos...
Y yo, recordando esos festejos, desde lejos, - y mientras espero en estos días volver allí-, no puedo menos que asociarlos a aquella lejana fiesta que se hizo en el año 1962, cuando era el Cincuentenario de la localidad. Y ahí, mi cabeza empieza a rememorar otros tiempos, otros nombres, de gente que tambien hizo Copetonas, de manera desinteresada, (con lo que no estoy diciendo que los de hoy no lo hayan hecho de igual manera).
Por ello, empiezo el relato desde muy atrás, ( y dispénseme si les molesto por ello):
Algunos me preguntaron, en los festejos de los 100 años de Copetonas, si mi padre, al que veían tan anciano, había nacido en el pueblo. Les respondí a todos que no, ya que mi padre nació hace 93 años en Faro, Partido de Coronel Dorrego.
Mi papá llegó a Copetonas en 1945, recién casado, -tal como ya lo conté en este blog-, para establecerse por elección en esta localidad.
Se dedicó a distintas tareas, para llevar adelante su hogar: "hizo" las cosechas, puso una despensita, trabajó la madera, hizo de albañil, fue herrero, desmontó parajes arbolados, fue propietario ferretero, inventó alguna máquina que le sirvió en la herrería, etc. En medio de todo esto, y de algo mas que seguramente olvido, porque no le esquivó al trabajo con tal de vivir y progresar honradamente, se hizo tiempo para las sencillas actividades sociales comunitarias.
En el hotel de Reynaldo Vaca, crearon -él y otros parroquianos, uno de ellos Tito Iglesias-, el club de fútbol Talleres. Era un especial momento de ese deporte en Copetonas, y decidieron así, colaborar para que no decayera el fútbol ni los cotejos de los domingos en el pueblo.
Pero además, mi padre era convocado siempre para hacer asados en cualquier oportunidad de fiesta que se presentara. Generalmente, los asados eran hechos por Juan Ardanz, el carnicero del pueblo, quien le pedía colaboración a mi padre para tal fin, a quien consideraba su segundo en estos menesteres. Juan Ardanz fue una muy buena persona, colaboradora en todo, amigo incondicional de mi padre ( si habrán comido asados en el galpón de casa, cualquier noche, por el simple hecho de reunirse! Asados que compartía Miguel, el hermano de papá, Repetti, Romero,y algún otro, ocasionalmente, mientras las mujeres comíamos lo mismo pero en la cocina.)
Colaborando y trabajando , trabajando y colaborando, llegó la gran fiesta del cincuentenario.
Este hombre (mi padre), no nacido en Copetonas, pero integrado radicalmente al pueblo, fue una vez mas llamado a colaborar. Eran verdaderas colaboraciones, ya que NUNCA nadie cobró un peso. Pero, si a alguien se le hubiera ocurrido ofrecerles dinero, estoy segurísima que, dignamente, nadie hubiera aceptado.
Así, el 13 de Octubre de 1962, a las 2 de la mañana, empezaron los preparativos, sobre una de las paredes del galpón del F.F.C.C. Era tan importante la cantidad de asados a hacer, que Juan Ardanz, el jefe de la cuadrilla de asadores prefirió madrugar exageradamente. Se prepararon 41 metros de asadores, para cocinar 75 corderos y 64 vacas. El total? 139 animales! . Cada 10 vacas daba un total de 70 asados. Cuando el sol despuntaba, notaron que se aproximaba una gran tormenta, por lo que extendieron el techo 20 metros mas.¡ Hasta eso! Pero no llovió.
En la fotografía del momento, podemos apreciar , de izquierda a derecha, a don Félix Duba, Juan Ardanz, Juan Hernández, Lito Duba, detrás de Lito, Marcelino Manríquez, por delante y con anteojos negros, Galo Hernández, le siguen "Bigote" Sallago, Manuel Callegari, Roberto Castro y el Rubio Urban. Todos ellos, menos mi padre, Juan Hernández, ( si no me equivoco), están fallecidos. Se dan cuenta? ¡Sólo quedó mi padre como testigo y protagonista del Cincuentenario! Por eso , me gusta no sólo pensarlo, sinó tambien plasmar aquí los nombres de estos hombres sencillos, generosos, de trabajo, que se sacrificaron para que todos nosotros pudiéramos disfrutar, lejos del calor y del humo, cómodamente sentados, el exquisito asado que nos ofrecieron. A la hora del Centenario, se olvidaron de estos nombres. Entiendo que algunos de los organizadores hayan sido desconocedores de la historia del pueblo por jóvenes, y otros, seguramente , por no ser nativos de Copetonas, con lo cual se perdió la oportunidad de dar una mirada abarcativa de esos 100 años copetonenses, ignorando u olvidando hechos y personas . Pero como este blog buscó desde el primer momento, rescatar del olvido personas y familias que HICIERON COPETONAS, es que recuerdo hoy a todos los mencionados.
Y debo decir que, al rememorar aquellos momentos, me aparecen figuras de las damas que se ocupaban de poner las mesas, hacer las ensaladas y servirlas, acercar los postres -creo que eran naranjas-, a cada uno de nosotros, y naturalmente, antes y después del almuerzo, limpiar. Pero no puedo recordar el nombre de todas ellas, por lo que hoy no cometeré la imprudencia de mencionar alguna. Si, me gustaría si alguien que lea este post, me ayuda con los nombres, para tambien desde aquí , agradecerles.
Hay, sin dudas, un gran contraste entre un festejo y otro, porque en el Centenario los asadores, de Necochea, cobraban su trabajo. Y claro, los tiempos cambian...
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