Queridos amigos: un año más, en que puedo saludarlos por este medio...Faltan pocas horas para despedir el 2023, y arribar al próximo año.
En los mas de 800 post publicados en este blog, desde el año 2010, he contado vuestras historias, con el objetivo de tratar de recuperar la mayor cantidad de apellidos y familias que han contribuido al afianzamiento y desarrollo de nuestro pueblo. Tarea en la que se involucraron muchas personas, amigos colaboradores a los que les estoy muy agradecida. Porque con cariño, confiaron en mi... Aunque tal vez no lo comprendan, yo les aseguro que nunca los olvido, y los llevo muy dentro mío...
Pero esta vez, les confiaré mi historia, como ustedes me confiaron las suyas. Sin dudas, se lo debo. Creo que ha llegado el momento .
Este 2023 ha sido el peor año de mi vida. Muy difícil para mi, ya que perdí a mi esposo, mas o menos por estas fechas, y de manera intempestiva, hace un año.
Él fue la única persona que vio en mi, cualidades y valores , y quien me elevó, me apoyó, defendió, acompañó y fortaleció mi autoestima .
Siempre fui una niña obediente, siempre obedecí. Muy poco decidí. Eran tiempos en que uno obedecía sin rechistar..., y tal vez por ello siempre sufrí mucho. Cuando somos pequeños, no nos damos cuenta. Pero cuando tomamos conciencia de lo que pasa, y de las desigualdades, duele mucho. Y uno no puede hablar con nadie. Por eso duele ... Pero volviendo a aquello de siempre obedecer, y no poder decidir, llega un momento en que tampoco se ha aprendido a escoger, por lo que yo me equivoqué muchas veces.
En este punto, aprovecho para pedir disculpas si ofendí o herí a alguien con alguna actitud mía. Si fuera así , esa actitud habría sido generada por la ignorancia, por la inopia, mas que por la intención.
Para contar mi historia, debería empezar por el principio: Nací "fallada ". Con un angioma cercano al lagrimal izquierdo, que obligó a mis padres a llevarme de aquí para allá, en busca de una cura. Finalmente mi madre con unas pocas monedas en su pequeño monedero, llegó al Instituto del Cáncer, en Buenos Aires, para tratarme. Imaginen, una sencilla chica de pueblo, humilde, pobre, con una criatura de pocos meses, enferma, en sus brazos, en esa ciudad que devora gente, sobre todo a pueblerinos inexpertos...Hoy lo pienso y me pone la piel de gallina.
Pues allí con agujas radiactivas, fueron secando ese angioma; tarea que llevó varios viajes e internaciones cortas, para aplicar dichas agujas...Ese tratamiento fue efectivo, pero me dejó una cicatriz que me acompañó toda la vida, y que aun está ahí. ( y además, la radioterapia sigue trabajando...)
Yo nunca tuve problemas por ello, pero al crecer, algunos jóvenes preguntaban qué me había pasado. Y ahí tomé conciencia de mi marca. Yo era diferente: rara y tímida en extremo. Y naturalmente, hacía cosas raras, extrañas, como hacer los mandados corriendo por la vereda para que me vieran menos. ¡ Imaginen! Mas me mirarían...! Sin embargo, todo lo fui superando, porque luego la vida fue muy buena conmigo. Y crecí mas fuerte.
Como he contado, vivía con pesares, aunque siempre reía, y pareciera que lo tenía todo.( Ya señorita, también tenía un buen trabajo) . Y aquí llega el momento de hablar de quien era mi confidente, discreta, inteligente, cariñosa: mi tía Esther. Ella supo todo lo que me pasaba ( y la raíz del problema ) y me ayudó a dar el salto a una gran empresa en Mardel - para disgusto de mi madre-. Y se repitió un poco la historia de mamá, en Buenos Aires: a Mar del Plata llegaba también esta joven pueblerina, con temor... Yo nunca hubiera querido irme de Copetonas, pero, ya se sabe: uno es "uno y sus circunstancias".
En Mar del Plata familias amigas, como si fueran tíos, fueron mi apoyo y mis pilares: los Gutiérrez y los Canetti. Permanecen para siempre en mi corazón...
Como ven, tengo mucho que agradecerle a la Vida. Mucha gente buena a mi alrededor...
Lo demás, quien mas, quien menos, entre mis amistades en el pueblo lo saben: en uno de esos viajes conocí a Ricardo, quien iba y venía del sur, donde trabajaba.
Conocer al que sería mi esposo, fue lo mejor que me pudo pasar. Alejó mis penas, me amó, me valoró y cuidó, y en mí pudo aflorar, gracias a él, aquello que permanecía oculto: marcada personalidad, discernimiento, resolución e, increíblemente, la capacidad para trabajar en medios de comunicación ( tv., radio y prensa escrita ) durante dos décadas.
Con Ricardo, mi esposo, formamos una familia con cuatro hijos sanitos y hermosos, y de ellos, dos nos han dado sendas nietas, también sanitas y hermosas. Fueron 48 años de vivir día a día, codo a codo, siempre juntos.
Hoy, ya sola, afronto con fortaleza ( la que él me dio ), la nueva experiencia. Y me asombro de mi poder de resiliencia. Claro que a esta altura de mi existencia, uno llega con algunas dentelladas de la vida. Que se empeña en darnos cada tanto algún mordisco, para recordarnos quien manda...Pero a pesar de todo, siempre me ven y me verán sonreir!
Por eso, de cara ya a este 2024, y ante mi nuevo estado civil, digo: Gracias, Dios mío! Por no abandonarme, Por cicatrizar mis heridas del alma. Y por sostenerme siempre.
Hoy quise contar mi historia en este espacio donde tantas veces publiqué las vuestras, porque se lo debía, ( como dije más arriba ), y para que otros no la tengan que contar por mi.
A Copetonas no se cuando iré, pero vivo pendiente de sus noticias, y su evolución. Por eso, les envío mi mensaje desde este blog, que fue y lo seguirá siendo, el enlace ideal, donde siempre nos encontraremos.
Les deseo a todos y cada uno de ustedes, un Nuevo Año maravilloso!! y que en él, siempre haya Amor, y Belleza, ( se les encuentra hasta en los hogares mas humildes ) y que, si se presenta adverso, tengan el ánimo y la Fe para luchar contra ello, sin perder la sonrisa, como lo está haciendo esta amiga que les escribe. Los abrazo a todos!!
Hola, empecé a leer por aquí. Te deseo un gran 2024, con tu nueva etapa de vida, y muchas historias por rescatar!
ResponderEliminarGracias Leo! También lo mejor para vos!! Abrazos!
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