Fue famosa como curandera en el pueblo. Todos, creo, sin excepción, le visitaron alguna vez. Pero sus "dones" traspasaron los límites de Copetonas. Tenía "poderes", o era la desesperación de la gente la que hizo que fuera muy mentada?
Tenía remedio para todo, ( si se curaban o no, era otro cantar).
Desesperada por el asma crónico que tenía, y después de haber peregrinado por la Argentina viendo médicos, mi tía Haydée Alvarez, hermana de mamá, fue al pueblo a probar con la curandera local. Después de esperar su turno,-estaba lleno de gente-, pudo llegar mi tía a Doña Telma. Qué hablaron, hoy no lo recuerdo, pero sí lo qué le dió la curandera a la paciente: un frasco de agua bendita, y una bolsita de tela. Creo que en su domicilio mi tía debía decir alguna palabra antes de tomar el agua, y con la enigmática bolsita, teniéndola colgada del cuello o entre sus ropas, los males se le irían. Lo demás, corría por cuenta de Doña Telma, que rezaría por ella a partir de su nombre.
Pero cuando tía salió del "consultorio" (al fin de cuentas, es nombre apropiado), y llegó a casa de mis padres, abrió la bolsita, y vió lo que había adentro : alguna pequeña piedra, unas hojas y ¡ un bicho canasto!
Por supuesto, mi tía no se curó...
No hay comentarios:
Publicar un comentario