Herrería que fue de mi padre. Hoy es de Briceño.(2010)
Salón que papá construyó para Ferretería.
Hoy la Flia. Briceño lo utiliza para salón de fiestas y pelotero.
Salón que papá construyó para Ferretería.
Hoy la Flia. Briceño lo utiliza para salón de fiestas y pelotero.
Con ligeras modificaciones, hoy la habita la Flia. Briceño.
Evangelina y Celia. Sept. 2011 .
Llegaron hace 25 años al pueblo, provenientes del Pdo. de Villarino. Celia Ortiz de Rosas y su esposo Adalberto Briceño (Tito), trabajaron 12 años en un campo de aquella zona, con el enorme sacrificio de tener que mandar a sus cuatro hijas a Bahía Blanca, para que estudiaran, puesto que eso no era posible donde vivían. El sacrificio era doble: económico y afectivo, ya que a las niñas no las veían durante importantes lapsos de tiempo en el transcurso del año.Tito en esa estancia trabajaba de herrero; pero en el último año que permanecieron allí, la parte patronal y los Briceño no se pusieron de acuerdo en el valor del sueldo a acordar , y Tito y Celia decidieron buscar nuevos horizontes. Estuvieron trabajando en lugares cercanos, pero no por mucho tiempo: un día un hermano de Tito, José, que trabajaba en un campo de Copetonas, les propuso que se vinieran para aquí, a trabajar y a vivir. De esa manera, la familia se pudo reunificar, los padres y sus hijas María Gabriela, Evangelina, Marina Lorena y Andrea Viviana.
Hoy se puede ver la plenitud en la cara de Celia, al tener a sus hijas cerca, anhelo tan largamente acariciado.
Las chicas terminaron de crecer en Copetonas, y hoy todas están casadas: Gabriela con Carlos Alfredo Manríquez, Evangelina con Marcos Alfredo Fernández,(ambas viven en Copetonas), Marina con Diego Rodríguez de Tres Arroyos - y vive en Tres Arroyos con su familia-, y Andrea con Mauricio Suárez, quienes viven en Oriente. De estas uniones, Celia y Tito tienen hoy 11 hermosos nietos.
Al poco tiempo de llegar al pueblo, Celia abrió una verdulería, -"La Favorita"-,en el local que alguna vez fué el bar de Larsen y Lozano, sobre la calle La Rioja, entre San Martín y Misiones.
Celia por estos días, sólo es ama de casa, ¡que no es poco!, pero confiesa que le encanta ejercer el comercio. Es aún una mujer joven, entusiasta y vital. La familia Briceño compró la propiedad de Juan Hernández ( en realidad la vivienda de mis padres y donde crecimos sus hijos), que constaba de la casa de familia, el galpón de chapa donde papá tenía la herrería, y el salón que fué la ferretería, en la esquina de La Rioja y Misiones, hoy transformado en un pelotero y salón de fiestas. La propiedad no ha sufrido grandes modificaciones, y en lo que era la herrería, Tito desarrolla su actividad de herrero, además de tener taller y ser molinero.
En fin, la historia de esta familia fue contada a grandes rasgos; guardados en su recuerdo quedan aquellos lugares donde trabajaron por períodos breves de tiempo, antes de afincarse aquí, y también queda en ellos el recuerdo de luchas, alegrías y sinsabores que han vivido como cualquier otra familia. Porque ASI ES LA VIDA.
Gracias, familia Briceño!!
Hoy se puede ver la plenitud en la cara de Celia, al tener a sus hijas cerca, anhelo tan largamente acariciado.
Las chicas terminaron de crecer en Copetonas, y hoy todas están casadas: Gabriela con Carlos Alfredo Manríquez, Evangelina con Marcos Alfredo Fernández,(ambas viven en Copetonas), Marina con Diego Rodríguez de Tres Arroyos - y vive en Tres Arroyos con su familia-, y Andrea con Mauricio Suárez, quienes viven en Oriente. De estas uniones, Celia y Tito tienen hoy 11 hermosos nietos.
Al poco tiempo de llegar al pueblo, Celia abrió una verdulería, -"La Favorita"-,en el local que alguna vez fué el bar de Larsen y Lozano, sobre la calle La Rioja, entre San Martín y Misiones.
Celia por estos días, sólo es ama de casa, ¡que no es poco!, pero confiesa que le encanta ejercer el comercio. Es aún una mujer joven, entusiasta y vital. La familia Briceño compró la propiedad de Juan Hernández ( en realidad la vivienda de mis padres y donde crecimos sus hijos), que constaba de la casa de familia, el galpón de chapa donde papá tenía la herrería, y el salón que fué la ferretería, en la esquina de La Rioja y Misiones, hoy transformado en un pelotero y salón de fiestas. La propiedad no ha sufrido grandes modificaciones, y en lo que era la herrería, Tito desarrolla su actividad de herrero, además de tener taller y ser molinero.
En fin, la historia de esta familia fue contada a grandes rasgos; guardados en su recuerdo quedan aquellos lugares donde trabajaron por períodos breves de tiempo, antes de afincarse aquí, y también queda en ellos el recuerdo de luchas, alegrías y sinsabores que han vivido como cualquier otra familia. Porque ASI ES LA VIDA.
Gracias, familia Briceño!!
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