Falta poquito para que este pueblo mío, este pueblo nuestro, este pueblo de puertas abiertas, llegue a su primera centuria. Recordemos que los festejos se llevarán a cabo a lo largo de tres días consecutivos, comenzando este 6 de Octubre. Yo estoy viajando para allá, por lo que este post pre-centenario, será el último que escriba previo a ese encuentro. Pero antes de viajar,quiero escribir estas líneas, para agradecer a todos los colaboradores del blog, y a los lectores del mismo.
Estoy muy nerviosa y espectante. Voy a encontrarme con mucha gente amiga; algunas personas conocidas a través de este blog, (antiguos copetonenses o descendientes de alguno de ellos), otros, amigos de esos que hace años uno no ve, y los otros, los de siempre, los que veo allí durante todo el año.
Debo agradecer a todos los que aportaron sus historias de vida, personas generosas y amables que no titubearon en contarme hasta secretos de familia, -que nunca quise publicar,aunque no tenían inconvenientes , - y en poner a mi disposición todas sus fotografías, con las que también las personas se desnudan... Desparramarlas sobre la mesa para que yo escoja; fotos que estaban amorosamente guardadas... Y permitirme actuar con absoluta libertad.
Esa entrega total me ha conmovido profundamente. Imaginen a esas personas: la mayoría no tenía idea de lo que era un libro virtual. Gente grande que no manejaba Internet, y que , aun hoy, muy probablemente, en muchos casos, no han leido mis publicaciones. Adonde irían sus relatos?. Dónde pondrían esas fotos tan atesoradas? Esa fe ciega, fue mi mayor compromiso. NO DEFRAUDAR fue mi consigna. Cuando empecé el blog, nadie hablaba del centenario. Parecía lejano. Comencé en junio de 2010, tímidamente, y publicando las memorias de mi padre, pero cuando éstas se agotaron, apelé a las historias de otros habitantes del pueblo, y así me fui encontrando con una cantidad de material tan abundante, que ya no pude parar. No fue sencillo: iba a Copetonas cada 50 o 60 días, para acompañar a papá, pero trataba de "escapar" un rato para ver a una familia un día, otra otro día antes de tener que retornar a mi hogar. Preguntas y mas preguntas a mi padre y a algún vecino...Despues, horas y horas escribiendo en la computadora, búsqueda de datos en distintas publicaciones, para ensamblar la fragmentada información como si fuera un enorme y complejo rompecabezas.
Pero que pretendía?
Al escribir sobre los pobladores de Copetonas, la mayoría pertenecientes a antiguas familias locales, quise rescatarlos del olvido y/o la indiferencia. ( A veces ambos van juntos.)
Rescatarlos para rendirle un humilde homenaje. Y publicar, respetuosamente, las historias de vida de la gente del llano, sin desdeñar a aquellos que , se sabe, formaron parte de las Fuerzas Vivas que ejecutaban las obras. La gente del llano también hizo Copetonas, con su paso bienhechor por el pueblo, o su permanencia en el mismo, contribuyendo de igual manera a su desarrollo.
Pero hay un plus: cada historia fue contada por sus protagonistas, con lo cual se puede hablar del rigor histórico de estos relatos.
Qué bueno sería que le sirva a alguien! Qué plena me sentiría!
En cuestiones de cultura y de saber,
sólo se pierde lo que se guarda,
sólo se gana lo que se da.
( Antonio Machado )
Y además, y para terminar esta primera parte, decir de mi agradecimiento a los que ya no están. A los que descansan en el camposanto, a los cuales no olvidamos.
Se que este trabajo es perfectible, y que queda con final abierto. Es imposible recuperar 100 años de historia; mucho se pierde en la bruma de los tiempos.
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Para llegar a este centésimo aniversario, fue necesario plantar una base. Y ello fue realizado por varios actores, entre otros los arriesgados Colonos pioneros.
( Imaginamos al hombre solo, o con su familia, en la inmensidad de la llanura, con una pequeñísima vivienda, expuesto a los malones, vigilando por las noches, con fuego apagado, para no ser detectado por los indios... Fue una verdadera Epopeya. Y sus mujeres? qué estoicismo! no dudaban en tomar las armas si eran amenazadas!)
Pero también la Soldadesca de los fortines fue valiente y heroica, confinada a un enclave solitario y demasiado débil para hacerle frente a la ofensiva indígena. Con avances y retrocesos, siempre era mandada mas allá, mas lejos, mas al Sur y al Oeste. Hombres que no estaban preparados militarmente, mal alimentados y siempre harapientos. Para retenerlos, les permitieron llevar sus mujeres al fortín. Unas pocas que hacían la vida fortinera ,tal vez, menos dramática. Y allí estuvieron ellas: cocineras, amantes, enfermeras, soldados, compartiendo el amor, la miseria y el peligro.
En la plataforma histórica de nuestro pueblo, aparecen los Baqueanos y los Reseros.
Qué arrojo! Qué valentía! Atravesar las pampas, corriendo peligros permanentes, porque " el indio estaba en todas partes y no estaba en ningún lado".
Pensemos que en Buenos Aires y en la Banda Oriental, a muchos soldados les pasó que cuando eran mencionados para ir a buscar a los naturales, se ponían a temblar como niños de sólo pensar en sus alaridos y sus chuzas*!
Y los indios! En la génesis original de nuestro pueblo, aparecen los aborígenes, " nuestros paisanos los indios", como los llamó José de San Martín. Ellos contribuyeron también a forjar nuestra identidad. No fueron pocos los copetonenses que tenían un mestizaje, (criollo-indio, español-indio, etc.) Nunca fue fácil aceptar ese cruzamiento, pero es necesario echar una mirada solidaria sobre todas las formas de vida que nutrieron estas tierras, a fin de conformar una sociedad mas armónica y justa. .
El agradecimiento, entonces a todos los mencionados. Hombres y mujeres sin nombre y sin rostro para nosotros, pero hacedores de la Patria y naturalmente, del pueblo que hoy nos ocupa.
Ellos han hecho posible que podamos vivir este momento único, que seguramente nadie podrá repetir en sus vidas.
En fin, hasta aquí mi trabajo pre-Centenario. Espero no haber defraudado a nadie.
Con muchos de ustedes, me encontraré en esta semana en Copetonas. Será una gran alegría.
*chuzas: lanzas.
**Entre los libros que consulté para asesorarme, no puedo dejar de recomendar la lectura de "Nuestros paisanos los indios", del Antropólogo y Profesor Carlos Martínez Sarasola.
Libro de mirada abarcativa sobre la vida tribal de los aborígenes libres , de este territorio que hoy es Argentina, y su estado actual.
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