Pochín Lo Presti, Raquel, Nicolás y Chola Di Nápoli de Jensen.
Arriba, Berta Rivas.
Marcelo, niño.
Cómo no preguntarle cosas a Raquel, que tiene tan buena memoria? Claro, aún es una persona joven. Pero yo fuí primero a ver su casa, que fué construida por Morelli alguna vez, para su uso familiar. Buscaba datos sobre el Dr. Beato, quien también vivió en ella. Hoy, allí vive Raquel, en la calle España, entre Catamarca y Armada Argentina. Raquel vive sola, porque enviudó; pero..., lo mejor es que cuente esta historia que ella me narró, desde el principio.
Raquel Celia Curuchet Peralta, tal es su nombre, nació en Necochea, y allí vivió hasta los 18 años. Había cursado el 2º año de Bachillerato, y su idea era irse a la Capital para continuar sus estudios y llegar a ser partera.(Con el 2º año de Bachiller, podía en ese tiempo anotarse para la otra carrera, que, eso sí, no había en su ciudad natal).
Pero vaya uno a saber qué destino tenía marcado Raquel, que ese verano decidió, junto a su amiga Ester Intrubini, recorrer los pueblos ofreciendo colorear fotografías. Era por cierto un interesante trabajo, y con perspectivas económicas concretas, ya que casi todo el mundo tenía en su casa fotos en blanco y negro. En realidad ellas sólo tomaban los trabajos y los remitían a Buenos Aires. Cuando ya coloreados volvían, los entregaban a sus clientes y cobraban lo correspondiente.
Era el año 1958, y Raquel tenía apenas 18 años. Llegó en su periplo a Copetonas, y aquí, casi inmediatamente, conoce a quien sería el compañero de toda su vida: Nicolás Kristensen, quien tenía 36 años por ese entonces.( Se me ocurre que habrá sido un soltero muy codiciado )
Nada tardaron en ser el uno para el otro. Y estuvieron 50 años juntos!
En los primeros tiempos, Raquel estuvo a punto de volverse a Necochea, porque extrañaba,-es que todo había sido demasiado rápido-, pero luego Nicolás construyó la casa para ambos, frente a la Escuela Nº 25, y eso la arraigó más.
A los dos años, nació su primer hijo, en realidad una hermosa nena a la que bautizaron como Ana Lía. Y cinco años mas tarde, nació Marcelo Nicolás.
Estos dos hijos la han hecho abuela cuatro veces, ( dos nietos por cada uno). En fin, Nicolás siempre trabajó su campo y Raquel fue ama de casa.
Con el correr de los años, fueron a vivir a la quinta que era de Tomás Orbe y su señora Juana.
Y mas adelante, compraron la casa que originalmente era de Morelli, que luego compró la sra. Gigena, y que ella alquilaría al Dr. Adolfo Beato. Luego de estos moradores, vendrían Raquel, Nicolás y familia.
Hoy Raquel, ya viuda, pasa sus días serena, y no parece añorar a su Necochea natal.Raquel Celia Curuchet Peralta, tal es su nombre, nació en Necochea, y allí vivió hasta los 18 años. Había cursado el 2º año de Bachillerato, y su idea era irse a la Capital para continuar sus estudios y llegar a ser partera.(Con el 2º año de Bachiller, podía en ese tiempo anotarse para la otra carrera, que, eso sí, no había en su ciudad natal).
Pero vaya uno a saber qué destino tenía marcado Raquel, que ese verano decidió, junto a su amiga Ester Intrubini, recorrer los pueblos ofreciendo colorear fotografías. Era por cierto un interesante trabajo, y con perspectivas económicas concretas, ya que casi todo el mundo tenía en su casa fotos en blanco y negro. En realidad ellas sólo tomaban los trabajos y los remitían a Buenos Aires. Cuando ya coloreados volvían, los entregaban a sus clientes y cobraban lo correspondiente.
Era el año 1958, y Raquel tenía apenas 18 años. Llegó en su periplo a Copetonas, y aquí, casi inmediatamente, conoce a quien sería el compañero de toda su vida: Nicolás Kristensen, quien tenía 36 años por ese entonces.( Se me ocurre que habrá sido un soltero muy codiciado )
Nada tardaron en ser el uno para el otro. Y estuvieron 50 años juntos!
En los primeros tiempos, Raquel estuvo a punto de volverse a Necochea, porque extrañaba,-es que todo había sido demasiado rápido-, pero luego Nicolás construyó la casa para ambos, frente a la Escuela Nº 25, y eso la arraigó más.
A los dos años, nació su primer hijo, en realidad una hermosa nena a la que bautizaron como Ana Lía. Y cinco años mas tarde, nació Marcelo Nicolás.
Estos dos hijos la han hecho abuela cuatro veces, ( dos nietos por cada uno). En fin, Nicolás siempre trabajó su campo y Raquel fue ama de casa.
Con el correr de los años, fueron a vivir a la quinta que era de Tomás Orbe y su señora Juana.
Y mas adelante, compraron la casa que originalmente era de Morelli, que luego compró la sra. Gigena, y que ella alquilaría al Dr. Adolfo Beato. Luego de estos moradores, vendrían Raquel, Nicolás y familia.
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