Ya saben los seguidores del blog que trabajé muchos años en la cooperativa agrícola de Copetonas. Y se imaginarán que tengo muchos recuerdos, algunos de ellos realmente graciosos.
Lo que voy a narrar ahora, es para mí, aún hoy, desopilante.
Le sucedió a un viajante, de esos que llegan a diario, de manera regular, para ofrecer su mercadería. El señor pidió, no bien llegó, permiso para ir al baño. Por supuesto, se le indicó el lugar, pero no el de varones, sinó el de damas, que siempre estaba mas presentable. Tardó un rato, mas bien prolongado, y luego apareció. Conversó brevemente con el encargado de salón, y se despidió. Un tiempo después, cuando una de las chicas hubo de ir al baño, se encontró un calzoncillo MUY SUCIO colgado de una de las canillas. Pobre hombre!! Nunca más volvió!.
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