domingo, 17 de septiembre de 2017

A todos mis amigos y seguidores...

He llegado a los 70! Me parece mentira... Pero Gracias a Dios, aquí estoy.
Nací en la cama matrimonial de mis padres, en la casa alquilada al tío Galo, hermano de papá, que aun está, en la calle principal. Esa casa hoy ocupada por Miguel Martínez y Lila Tapia... El parto fue atendido por el Doctor Néstor  Campaña, quien también había recibido a mi hermano, Juancito, un año atrás. El médico pasó toda la noche con mi padre, charlando, y seguramente compartiendo algún tentempié , esperando el alumbramiento. Cuando el día nacía, nací yo.
Me he desvelado pensando cómo cambió todo, en estas 7 décadas.
Y se me ocurrió que tal vez, le interesara a alguien que contara algunos usos y costumbres de aquella época, y aún mas atrás.
Por ejemplo, la belleza sencilla y natural de las mujeres. No había peluquerías para damas, solo para hombres. Había mucha resistencia de las señoras para acudir, en alguna ocasión especial, a esos lugares. Pero siempre estaba el afán de las muchachas para cuidarse el cabello. Si éste era seco o normal, se  ponían una yema de huevo y masajeaban bien, para luego esperar un rato y ahí si, lavarlo con el mejor jabón que hubiera en la casa. Y en el caso de las rubias, enjuagarlos con jugo de limón o manzanilla, que otorgaba reflejos dorados.
Lo que no ha cambiado con los años , es el deseo de las chicas de cambiar la naturaleza de su cabello: la que tiene pelo lacio, lo desea ondulado ; la que lo tiene  crespo, ansía "planchárselo ".
En tiempos pasados -muy pasados-, las damas se ponían bigudíes, para modelar el peinado. O cosas como éstas, por ejemplo:


Estos modeladores  son de alambre. Cómo cortarían el cabello!
Y para cuidar el peinado, nada mejor que una redecilla para que al dormir la almohada no lo despeinara. A la mañana siguiente, impecables!
Así eran las redecillas.
Entre los detalles coquetos de las damas, estaba el lunar pintado. Con el mismo lápiz con el que delineaban las cejas, algunas se pintaban un sugestivo lunar muy cerca del labio o del rabillo del ojo, pero sobre el pómulo. Y si, era moda...
Para el resto del rostro, una anciana me contó que para las mejillas se pasaban pétalos de malvón o geranios, y así conseguían el rubor. Y en los labios, sólo el carmín. También colorado para los uñas.Sin variedad de tonalidades .
Hubo un tiempo en que se usaban las medias con costura detrás, cuando las faldas habían empezado a acortarse algo. Y realmente, eran elegantes y estilizaban las piernas.
Pero sólo se utilizaban estas ayudas estéticas, muy cada tanto, cuando debían salir en ocasiones especiales. En general, para la vida esforzada del pueblo, las mujeres tenían algún batón, abotonado por el frente, habitualmente de algodón. y siempre había una ropa reservada para salir o para los domingos. No se usaban pantalones.
Y cómo no iban a usarse ropajes sencillos, si la vida era esfuerzo y trabajo?
Se vivía persiguiendo la economía, con la mas absoluta sencillez , sin acumular ni desechar porque sí. Todo, o casi todo, se reciclaba.
Recuerdo aquellas botellas de aceite de cocina, siempre de vidrio y de litro y medio. Había unas que venían en relieve con el dibujo de un alambre tejido. Hoy ni soñar con encontrarlas, pero algun coleccionista tendrá alguna. Eran muy lindas. Y pensar que antes se tiraban!
Lavarropas no existía, o ta vez si, para hoteles o casas de salud, donde recuerdo haber visto un tambor de madera cuyo interior tenía una especie de tabla ranurada por donde se frotaba la ropa. Una y otra vez... ; y por supuesto, la humilde tabla de lavar, que todos conocemos y que aún no abolimos.

Vieja amiga de los hogares.
También por aquellos tiempos, se juntaba agua de lluvia para lavar la ropa y para lavarse la cabeza.. En algunas casas había aljibes, donde se acumulaba de manera natural, pero en mi casa sólo había un tambor, que solía estar rebosante siempre. Allí, mi madre en los fríos inviernos, tenía que romper la escarcha que se hacía en la superficie, y con sus manos heladas, iba derechito al lavadero. No en vano, aparecían luego los reumas y otras enfermedades de los huesos!
Siempre recuerdo las escamas de jabón, delgadísimas y romboidales  que se usaban para el lavado de la ropa fina. Era como jabón en polvo pero en pequeñas plaquetas. La marca de ese jabón, sigue estando, pero las escamas hace muchísimos años  no. Y algo que tampoco se encuentra ya, era el Azul  Brasso. Se trataba de cubos azules mas o menos de una pulgada por lado, que se introducían en una muñeca de trapo blanco , ajustada por arriba, y que luego se agitaba por espacio de unos breves minutos en el agua en que se iba a enjuagar la ropa blanca. Ese toque azulino, impedía que la ropa amarilleara.
Los guardapolvos, blaquísimos, eran sometidos a este procedimiento, pero una vez secos ,se almidonaban. Mucho trabajo, claro, pero qué gusto ver la prolijidad y el esmero en esas prendas! Cuando volvíamos del colegio, nada de ese esfuerzo y pulcritud quedaba. En las señoritas maestras  si: ellas eran como artistas de alguna galaxia superior ( al menos eso me parecía a mi ), con sus impecables guardapolvos, sus manos, piel y cabellos cuidados, y sus permanentes zapatos de taco alto!
En los hogares, aparecía alguna cocina "económica" ( la "a leña" , que no faltaba en los fogones del campo.), pero en la mayoría, el modesto calentador servía para cocinar y para entibiar los ambientes. El servicio enorme que han prestado, cualquiera sea su marca ( Primus, Bram-Metal - éstos inestallables-, etc.).!

* Ëste último es Primus.
Algunos de ellos eran a presión.
Quiero decir tambien que estas imágenes fueron tomadas
de Internet. Si alguien cree que he cometido
algún abuso porque su registro le pertenece,
inmediatamente serán retiradas. 
Y sino, MUCHAS GRACIAS!
A la noche, a apagar todo y a dormir, bien abrigaditos!
Desde la cama, escuchar a Don Biligerno, o en realidad, a quien le daba vida en la radio: Fernando Ochoa .
Fernando Ochoa fue muy popular, recorrió el mundo trabajando en radio, teatro y cine. Tuvo gran fama, por eso todos lo escuchaban. Otro que se escuchaba en la radio, además de los radioteatros que hacían llorar a las mujeres, era Tomás Simari, "El hombre de las 1000 voces."


Para mi familia tenía especial atractivo, porque tenía por pareja sentimental, a Adelaida Soler, quien a su vez, era sobrina de doña Antonia de Gauna, la portera de la escuela N° 25, donde yo concurrí. Como era amiga de la familia, visitábamos a Doña Antonia, y yo siempre me detenía a mirar con admiración la foto de esa rubia y hermosa mujer que estaba sobre su cómoda  y que era su sobrina. Con sus ropas de vedette, era indudable su vida artística.
Pero ya que hablo de artistas, recuerdo cuando era pequeña y cruzábamos la calle para ir al hotel de enfrente, porque llegaban artistas. Convocaban a buena parte del pueblo.
Eran cantantes y guitarristas,-supongo hoy que no muy conocidos - que llegaban al pueblo para actuar. Pues todos ellos traían su foto en blanco y negro, y la autografiaban si lo pedíamos. Eso, se perdió.

Bueno, este post fue escrito unos pocos días antes del fallecimiento de mi padre. Fui juntando recuerdos, poco a poco, día a día para publicarlo el día de mi cumpleaños.Pero la intempestiva partida  de papá, cambió todo. Pensé mucho  en si debía  publicarlo o no. Y al final, aquí lo pongo.
Porque mi intención ahora es , a partir de la desaparición física de papá, no escribir mas.
Este blog comenzó por él. Escribí todo lo que pude, con sus memorias, y con las de otros muchos copetonenses. Me hubiera gustado publicar  mas historias, de tantas familias que habitaron y habitan en algunos casos aún hoy en  nuestra localidad; pero no fue posible.
Con este trabajo, fui aprendiendo sobre la marcha cómo hacer una mejor labor desde la computadora.
Se que no fuí perfecta, pero tengan la plena seguridad de que fui honesta. Espero de verdad, no haber agraviado a nadie con mis palabras. Trabajé con sumo entusiasmo y cariño.  Escribí lo que me refirieron, y a veces, opté por no publicar aquello que me pareció que no sumaba a la historia de Copetonas; por ejemplo, secretos de familia.
Tengo que agradecer que hayan confiado en mi Jamás olvidaré a cada uno de ustedes y a vuestra colaboración.
También quiero agradecer a quienes desde la distancia, me estimularon  y elogiaron el  blog. Esos gestos me revitalizaron.
He depositado aquí un gran trabajo de investigación. Se que muchos lo han utilizado en sus estudios y/o sus enseñanzas,  y lo seguirán haciendo; y eso me deja muy satisfecha.
Servir. Ser útil a mi pueblo. Ese ha sido mi objetivo final.
Ahora, simplemente, me despido de todos y cada uno de ustedes.

 GRACIAS, Y HASTA SIEMPRE!!



jueves, 7 de septiembre de 2017

Y se fue Juanito...

Se fue Juanito...
Juanito, el hijo de Petra y Miguel.
Juanito, el hermano de Pedro, Tomás, Galo, Matilde, Adelina, Miguel, Manuela, Petra, Celestino y Célica.
La madrugada del 4 de septiembre la neumonía lo venció. Es una enfermedad que no se deja dominar fácilmente. Pero se aprovechó de sus 98 añitos...
En el pueblo lo conocen y lo recuerdan como Juan Hernández, Don Juan, o Juan, simplemente.
Pero en esos últimos momentos, sólo fue Juanito. En los brazos de mi hermana, recostado en su pecho, volvió a ser el niño que su madre llamaba: Juanito! Juanito!

La familia toda tiene mucho dolor.
Yo quiero agradecer a todos y cada uno de los que acercaron sus palabras de consuelo, los que nos abrazaron y acompañaron desde cerca o desde lejos; y creo que puedo hacerlo en nombre de mis hermanos Juancito y Marta y en el mío propio.
Cuando los padres parten, uno se siente un poco huérfano. Hoy, con un nudo en la garganta mientras escribo ésto , me siento así.
Tengo que decirte Adiós, papá!, pero ese Adiós me queda tan chico!