domingo, 23 de enero de 2011

Eva Lacave

Cuatro generaciones: Abuela Delfina,
mamá Haydée, Eva y su hijita Berta. Dic.´66


Eva bailando El cuando
con Raul Pinardé. Peña El cardo.
24-06-2010
Casamiento gaucho.
Eva (la novia),Ceferino Videla (el novio)
y Olga Palma. 1-11-2009
Casamiento Duba-Lacave.
A la izq. Lidia Duba de Appas (Lola),abajo Robertito.
Eva y Lito, detrás, Néstor Lacave, le sigue León Pescader
y Juan Ardanz -20-12-65

Hermosa familia Duba-Lacave :
Eva, Gabriela, Rosana, Lito y Berta

Eva- febrero 2011
Ayer llegué de mi pueblo, adonde pasé dos semanas acompañando a papá, disfrutando de él y los encuentros con amigos. Cada vez me siento mejor en estas visitas, donde siento que recupero parte de mi historia personal. Pero también me duelen los hechos irreversibles que les suceden a estas personas que de alguna manera forman parte de mi vida.
No bien llegué a Copetonas, me enteré de la otra desgracia que le había sucedido a Eva Lacave: perder a su hija mayor, Berta , de tan sólo 45 años. Y digo la otra desgracia porque hace apenas unos meses, Eva perdió a su esposo, el bueno de Lito. Y escribí sobre eso, en el post del 20 de diciembre, diciendo cómo Eva mostraba fortaleza y entereza. Pues bien, en esta oportunidad, volví a verla, enorme y digna en su desdicha.
Sin saber lo que el Destino le deparaba, ya en noviembre nos habíamos separado con la promesa de que me buscaría fotos, sobre todo de Lito y de compañeros de la Cooperativa, de las cuales no tengo ninguna. Cuando llego, y con esta desgracia, yo no quería que ella revolviera fotos, que en estas circunstancias resultaría tan doloroso. Pero Eva quiso hacerlo, y así es que traje las fotografías que ilustran estos comentarios, elegidas por mí, y que me parecen las que mejor pintan a Eva y su familia.
Cómo esta admirable mujer se sostiene ? Según sus palabras, gracias a sus trabajos artesanales en repostería y porcelana en frío, y a la gente de la Peña El Cardo, que la arropa permanentemente. En lo artesanal y en la danza, pone alma, corazón y vida. Sólo por eso, su pena es un poquito menos pena.

sábado, 15 de enero de 2011

La historia en imágenes (6)

Testimonio de la Clínica Copetonas,
y firma Dr. Del Valle

Prescripción del Dr. Del Valle,
en su Clínica.

Primer boletín escolar mío,
confeccionado sobre papel común.
Frente de mi primer boletín.

Afiche del baile Clase 47.
Lista completa.




Aquellas viejas publicaciones...

1953





1958

Lino Palacios dibujó muchas tapas de Billiken






1955


19 62

19 38













19 60

19 54

El fantasma Benito







19 61





19 64


No se si en general, los lectores de este blog pueden imaginar siquiera, qué locura por la lectura que había en mi hogar paterno! Y lo digo porque se que muchos de ellos son jóvenes, y viven otras realidades, aquellas que nosotros no teníamos: televisor, celulares, juegos electrónicos, computadoras, etc.Vuelvo concretamente a nuestras horas de lectura, en las que leíamos lo que llegaba a nuestras manos. Las revistas, a pesar de nuestro pasar económico,(exiguo y medido) , eran mucho más fáciles de comprar que hoy día ; y esa facilidad se repetía en todos los hogares del vecindario. Juancito- mi hermano- y yo , leíamos historietas , o revistas para el campo o utilitarias para el hogar,(reparaciones, jardín, cocina, moda, manualidades,etc.), en realidad lo que cayera en nuestras manos, salvo que hubiera muchas para elegir, y ahí sí, había prioridades. Y mamá era apasionada de las fotonovelas y manualidades ( en ese orden), y después todo lo demás. Compartíamos esa pasión con, por ejemplo, Carlitos Larsen. Vivía a pocos metros de casa, y lo que mas le gustaban eran las novelas de amor, por lo tanto compraba muchas revistas de fotonovelas. (A esta altura quiero decirles a los mas jóvenes, que como no había otra cosa para disfrutar el género de las novelas románticas, -salvo el cine-, se fotografiaban las escenas entre los actores y se secuenciaban, casi igual al cine, pero en papel). Bueno, Carlitos, al igual que María Inés Poulsen,( en casa de los Poulsen había una habitación alta a la que sólo se accedía por una escalera apoyada en la pared exterior, y en ella, -desprovista de muebles-, cientos de revistas cubrían el piso.¡Qué paraiso!), las chicas de Toribio, y alguna otra persona que no recuerdo claramente, llegaban a casa con 10 o 15 revistas, y hacíamos el intercambio: "trajiste tantas?, tomá, llevate igual cantidad." Así todos gastábamos menos, y las revistas rotaban, sin faltarnos jamás material de lectura. Pero, cuando llegaba esta cantidad de revistas, las desparramábamos sobre la mesa de la cocina, elegíamos con desesperación, para quedarnos antes con la que mas nos gustaba, y mientras leíamos una con un ojo, con el otro estábamos vigilando la próxima que queríamos leer. Mi hermano, jovencito, trabajaba en la herrería con papá, -herrería que estaba adosada a la casa-, así que cuando veía el ingreso de material de lectura, se iba a ver lo que había y se quedaba en la cocina, lugar que empezaba a tener un marcado silencio, donde parecía que el mundo se había detenido.¡ No volaba una mosca! Hasta que papá notaba la tardanza de Juancito, ingresaba a la cocina y se lo llevaba otra vez a la herrería, pero no por mucho rato.
Qué leíamos? De más pequeños, Billiken, por ejemplo. Las publicaciones de Constancio C.Vigil eran maravillosas, muy de acuerdo a mi temperamento, donde yo apreciaba de verdad los escritos que daban buenos ejemplos y aparecían moralejas que me hacían pensar. Y hay que ver cómo valorábamos el material que traía Billiken: hasta la lámina dura que venía en el centro, generalmente para recortar y armar una casa, una choza, un edificio histórico, la pegábamos con ayuda de mamá y la poníamos en el mueble que era como una mesa de luz , en nuestra habitación, y así nos duraba meses. LAS COSAS SE CUIDABAN. Y por esos días mamá leía Labores , Maribel, Radiolandia, La chacra, Nocturno, Idilio, El hogar (o Campo y Hogar, no recuerdo), y otras. Ya adolescentes, leíamos El Tony, D´Artagnan, Patoruzú, (y Patoruzú de Oro), Pato Donald, Tío Rico; Mecánica Popular , Rico Tipo...
Recordar todo esto que les voy relatando, les confieso, me produce mucho dolor. Pertenece a un pasado que no volverá, pero de todo lo que menciono, lo mas doloroso es la ausencia de mi madre, tan presente en nuestra vida de antaño, tan compañera...! Volviendo a las revistas, cada una merece un agregado: El Tony fue de mis preferidas, porque traía El Fantasma de la Selva, Pepe Dinamita, Chiquito Abner..., y todos estos tenían algo en común: dibujos claros y agradables. Patoruzú de Oro fué otra buena publicación. Tenía historietas de varios dibujantes, -muchas de Divito y de Lino Palacios-, y entre las que recuerdo están El otro yo del Dr. Merengue, Pochita Morfoni, El Fantasma Benito, Don Fierro, Don Fulgencio, Fúlmine, etc. Mi padre era fanático de Patoruzú, por ver al indio noble y candoroso, y lo actualizado que estaba su dibujante, Dante Quinterno. Del Pato Donald, qué aportar a lo que ya todos saben? Recuerdo cuando el que luego sería Tribilín se llamaba Dippy, el profesor del laboratorio, ahora Girosintornillos, se llamaba Pardal, el Tío Rico era el Tío Patilludo, los Apandadores o Chicos malos eran los Hermanos Ganzúa... La Mecánica Popular de aquellos tiempos era muy útil, clara y explícita: traía simples soluciones para los inconvenientes caseros que aparecen en cualquier hogar, pero también aportaba datos de todas las novedades que se gestaban en el mundo de la investigación científica. Para el romanticismo, el libro de bolsillo Corín Tellado marcó toda una época. Y dejo para lo último un breve comentario sobre Rico Tipo. Era una publicación casi erótica, ( hoy ese término nos mueve a risa!), cuya máxima atracción fueron sus chicas. Creación de Guillermo Divito, brasilero, la revista salió con buena estrella: con diversos personajes, entre los que más gustaban: sus chicas. Estas eran unas hermosas jóvenes de generoso busto, cara bonita de boca sensual, nariz chiquita, ojos subyugantes de largas pestañas, cabellos largos , o cortos, prolijos, siempre a la moda, cintura pequeñísima, dibujada en su mínima expresión, caderas abundantes, suavemente redondeadas, muslos bien torneados que al ir bajando presentaban un pie pequeño calzado con primoroso zapato. Divito, con sus chicas de papel, aunque parezca raro, marcó tendencia en la moda femenina!
Fue una época maravillosa, y para no olvidar del todo, les agregué unas imágenes.



Agradezco la gentileza de poder reproducir las imágenes de las tapas de Patoruzú, Patoruzito y Patoruzú de Oro, a la fundación que aparece en este sitio: http://www.patoruzu-web.com.ar/






Aquellas viejas publicaciones...

1953





1958

Lino Palacios dibujó muchas tapas de Billiken






1955


19 62

19 38













19 60

19 54

El fantasma Benito







19 61





19 64


No se si en general, los lectores de este blog pueden imaginar siquiera, qué locura por la lectura que había en mi hogar paterno! Y lo digo porque se que muchos de ellos son jóvenes, y viven otras realidades, aquellas que nosotros no teníamos: televisor, celulares, juegos electrónicos, computadoras, etc.Vuelvo concretamente a nuestras horas de lectura, en las que leíamos lo que llegaba a nuestras manos. Las revistas, a pesar de nuestro pasar económico,(exiguo y medido) , eran mucho más fáciles de comprar que hoy día ; y esa facilidad se repetía en todos los hogares del vecindario. Juancito- mi hermano- y yo , leíamos historietas , o revistas para el campo o utilitarias para el hogar,(reparaciones, jardín, cocina, moda, manualidades,etc.), en realidad lo que cayera en nuestras manos, salvo que hubiera muchas para elegir, y ahí sí, había prioridades. Y mamá era apasionada de las fotonovelas y manualidades ( en ese orden), y después todo lo demás. Compartíamos esa pasión con, por ejemplo, Carlitos Larsen. Vivía a pocos metros de casa, y lo que mas le gustaban eran las novelas de amor, por lo tanto compraba muchas revistas de fotonovelas. (A esta altura quiero decirles a los mas jóvenes, que como no había otra cosa para disfrutar el género de las novelas románticas, -salvo el cine-, se fotografiaban las escenas entre los actores y se secuenciaban, casi igual al cine, pero en papel). Bueno, Carlitos, al igual que María Inés Poulsen,( en casa de los Poulsen había una habitación alta a la que sólo se accedía por una escalera apoyada en la pared exterior, y en ella, -desprovista de muebles-, cientos de revistas cubrían el piso.¡Qué paraiso!), las chicas de Toribio, y alguna otra persona que no recuerdo claramente, llegaban a casa con 10 o 15 revistas, y hacíamos el intercambio: "trajiste tantas?, tomá, llevate igual cantidad." Así todos gastábamos menos, y las revistas rotaban, sin faltarnos jamás material de lectura. Pero, cuando llegaba esta cantidad de revistas, las desparramábamos sobre la mesa de la cocina, elegíamos con desesperación, para quedarnos antes con la que mas nos gustaba, y mientras leíamos una con un ojo, con el otro estábamos vigilando la próxima que queríamos leer. Mi hermano, jovencito, trabajaba en la herrería con papá, -herrería que estaba adosada a la casa-, así que cuando veía el ingreso de material de lectura, se iba a ver lo que había y se quedaba en la cocina, lugar que empezaba a tener un marcado silencio, donde parecía que el mundo se había detenido.¡ No volaba una mosca! Hasta que papá notaba la tardanza de Juancito, ingresaba a la cocina y se lo llevaba otra vez a la herrería, pero no por mucho rato.
Qué leíamos? De más pequeños, Billiken, por ejemplo. Las publicaciones de Constancio C.Vigil eran maravillosas, muy de acuerdo a mi temperamento, donde yo apreciaba de verdad los escritos que daban buenos ejemplos y aparecían moralejas que me hacían pensar. Y hay que ver cómo valorábamos el material que traía Billiken: hasta la lámina dura que venía en el centro, generalmente para recortar y armar una casa, una choza, un edificio histórico, la pegábamos con ayuda de mamá y la poníamos en el mueble que era como una mesa de luz , en nuestra habitación, y así nos duraba meses. LAS COSAS SE CUIDABAN. Y por esos días mamá leía Labores , Maribel, Radiolandia, La chacra, Nocturno, Idilio, El hogar (o Campo y Hogar, no recuerdo), y otras. Ya adolescentes, leíamos El Tony, D´Artagnan, Patoruzú, (y Patoruzú de Oro), Pato Donald, Tío Rico; Mecánica Popular , Rico Tipo...
Recordar todo esto que les voy relatando, les confieso, me produce mucho dolor. Pertenece a un pasado que no volverá, pero de todo lo que menciono, lo mas doloroso es la ausencia de mi madre, tan presente en nuestra vida de antaño, tan compañera...! Volviendo a las revistas, cada una merece un agregado: El Tony fue de mis preferidas, porque traía El Fantasma de la Selva, Pepe Dinamita, Chiquito Abner..., y todos estos tenían algo en común: dibujos claros y agradables. Patoruzú de Oro fué otra buena publicación. Tenía historietas de varios dibujantes, -muchas de Divito y de Lino Palacios-, y entre las que recuerdo están El otro yo del Dr. Merengue, Pochita Morfoni, El Fantasma Benito, Don Fierro, Don Fulgencio, Fúlmine, etc. Mi padre era fanático de Patoruzú, por ver al indio noble y candoroso, y lo actualizado que estaba su dibujante, Dante Quinterno. Del Pato Donald, qué aportar a lo que ya todos saben? Recuerdo cuando el que luego sería Tribilín se llamaba Dippy, el profesor del laboratorio, ahora Girosintornillos, se llamaba Pardal, el Tío Rico era el Tío Patilludo, los Apandadores o Chicos malos eran los Hermanos Ganzúa... La Mecánica Popular de aquellos tiempos era muy útil, clara y explícita: traía simples soluciones para los inconvenientes caseros que aparecen en cualquier hogar, pero también aportaba datos de todas las novedades que se gestaban en el mundo de la investigación científica. Para el romanticismo, el libro de bolsillo Corín Tellado marcó toda una época. Y dejo para lo último un breve comentario sobre Rico Tipo. Era una publicación casi erótica, ( hoy ese término nos mueve a risa!), cuya máxima atracción fueron sus chicas. Creación de Guillermo Divito, brasilero, la revista salió con buena estrella: con diversos personajes, entre los que más gustaban: sus chicas. Estas eran unas hermosas jóvenes de generoso busto, cara bonita de boca sensual, nariz chiquita, ojos subyugantes de largas pestañas, cabellos largos , o cortos, prolijos, siempre a la moda, cintura pequeñísima, dibujada en su mínima expresión, caderas abundantes, suavemente redondeadas, muslos bien torneados que al ir bajando presentaban un pie pequeño calzado con primoroso zapato. Divito, con sus chicas de papel, aunque parezca raro, marcó tendencia en la moda femenina!
Fue una época maravillosa, y para no olvidar del todo, les agregué unas imágenes.



Agradezco la gentileza de poder reproducir las imágenes de las tapas de Patoruzú, Patoruzito y Patoruzú de Oro, a la fundación que aparece en este sitio: http://www.patoruzu-web.com.ar/