Ay, ay, ay! Este pueblo mío, que siempre me desanuda algún recuerdo cuando estoy en él!
Me acordé, estos días, de Doña Tomasa, casada con Basualdo. Ha pasado mucho tiempo ; era yo una niña de unos 10 años cuando sucedía esto que les voy a narrar...
Para empezar, les cuento que mis padres vivieron unos pocos años cerca de la familia Smith, porque éstos vivían por la calle Independencia, entre la calle principal y la calle Armada Argentina, ( mas o menos frente al saladero de Miguel Hernández ) justo a la vuelta de donde alquilaban mis padres, sobre la avda. San Martín (calle principal), casa de mi tío Galo y que hoy ocupa Miguel Martínez. Eran , pues, ambas familias vecinas y amigas.
Cuando mis padres se mudaron a la casita que nos vió crecer a Juancito y a mí, y nacer a mi hermana Marta, por La Rioja y Misiones, Doña Tomasa y Haydée nos siguieron visitando.
Quien era Haydée? Bueno, según recuerdo, la familia era así: Doña Tomasa y su esposo Basualdo tuvieron a Doña Ubaldina. Ella se casó con Don Guillermo Smith . Doña Ubaldina, a su vez fue madre de Haydée, Atilio y otros hermanos. Haydée se casó con Pablo " Polincho" Rens.
Doña Tomasa era una viejita con alma de pan, delgada, toda vestida de negro cuando ya viuda, nos visitaba. Aún la veo, sentada contra una pared de la cocina de casa.Contaba siempre las mismas historias, que tenían que ver con su esposo, cuando tuvo que arrear una gran majada de ovejas, desde o hacia el sur. No iba solo, porque le acompañaban unos 8 hombres, temerosos siempre de que el indio les saliera al encuentro... Y les salió nomás! Todos ellos se trenzaron en lucha con la indiada.
Mi padre se ha olvidado un poco de estos antiguos pobladores, pero recuerda a Don Guillermo, un hombre no muy alto, que caminaba ligerito, y con los brazos flexionados, pegados al cuerpo.
Volviendo a Doña Tomasa, cuando contaba estas historias, suspiraba muy fuerte, y decía, invariablemente, "Aaay, Jesús!!" Estos suspiros se repetían varias veces durante la visita, y le salían desgarradoramente desde las entrañas. No eran simples suspiros, no, eran como quebrados, que subían hasta el cielo (así se me ocurría a mí), en una escala sonora muy elevada. Luego, continuaba la conversación, normalmente.
Yo siempre le tenía miedo, por lo que no se me ocurría otras cosa, que saltar por una ventana que por aquel entonces teníamos en nuestra pieza, y me iba al patio, a esperar que se fuera.
Pobre Doña Tomasa! Hoy reveo aquello, y me río de mis tonterías! Eso si, lamento no haber prestado mas atención a sus relatos, producto de experiencias reales con la indiada, esa indiada que no estaba tan lejos en el tiempo...

Este es, papá, el libro que no fué.Te acordás con qué ilusión, con qué entusiasmo, plasmaste tus recuerdos en un cuaderno? Yo no podía permitir que se perdiera todo eso ,y decidí empezar este blog, en homenaje a tus hermosos 91 años, por tu vida honrada y también por la de mamá, que desde algún lugar nos acompaña.Ojalá, papá, así lo entiendas.Será como entender mi corazón. (Aquí también mi homenaje a tantos hombres y mujeres que HICIERON Y HACEN COPETONAS)
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viernes, 8 de mayo de 2015
sábado, 30 de agosto de 2014
Una casa, dos tiempos.
Hoy... |
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...y ayer. |
Esta casa fue de Galo Hernández, pero la ocupó durante años Lucio Gauna y su señora, Antonia.
En ella he pasado muchos momentos de mi niñez, ya que éramos vecinos.
Hoy, que ha pasado el tiempo, la vemos remozada y hermosa. Fue comprada por la familia Laporte-Brunand.
Mi agradecimiento a Graciela Brunand y su esposo.
Etiquetas:
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Lucio Gauna
jueves, 3 de octubre de 2013
La historia en imágenes (31)
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Marta Hernández, en su casamiento con Ricardo Cedano Arrunategui. |
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Galo Hernández Gutiérrez. |
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El hotel de Merlo, y algunos que reconozco :El 4° a la izquierda, Juancito, en sus brazos Marta, nuestra hermana. Y la segunda a la derecha, Carmen Hernández ( yo) |
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Sofía y Fernando María Capra Hernández, hace unos cuantos años... |
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Galo Hernández |
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Ruben Fabián (Galito) Hernández, en familia. |
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Carlos Celestino Hernández y sus hijos. |
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Carlos Celestino Hernández, en su campo, y trabajando!!! |
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Cintia Cristiansen y Mariano Hernández. |
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Cristina Jensen y familia. |
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Inga Muñoz, Delia García ,Ester Hernández, Nilda Manriquez, Raul Arana y Arturo Maldonado, en Córdoba. |
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Teresa Lo Presti y Nico, disfrutando ,por el norte. |
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Ester Isabel Hernández Saltapé y amiga, paseando por Brasil. |
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La señorita Cuca y sus alumnos... |
miércoles, 26 de diciembre de 2012
De los 50 a los 100...
Estamos a horas del inicio del año 2013. Parece mentira! Yo, que soy del siglo pasado, alguna vez pensé: llegaremos al año 2000? Parecía tan lejano ! Eramos muchos los que pensábamos así. Y hasta imaginábamos ciudades y sociedades futuristas! Que absurdo, por Dios!
Y aquí estamos...; después de un año intenso, con alegrías y pesares, con altibajos económicos ( o no), con ilusiones y desilusiones, con nuestras luces y sombras.
Seguramente muchas cosas sucedieron y suceden en Copetonas a diario, porque el pueblo es dinámico y su gente se esfuerza en HACER, para si y para la comunidad, pero no todas trascienden. Y de este año que se nos va, mucho quedará sin contar.
Lo mas trascendente: vivimos por fin el Centenario de nuestro querido pueblo, con mucho entusiasmo y gracias al trabajo de muchísimas personas. Todavía resuenan sus ecos...
Y yo, recordando esos festejos, desde lejos, - y mientras espero en estos días volver allí-, no puedo menos que asociarlos a aquella lejana fiesta que se hizo en el año 1962, cuando era el Cincuentenario de la localidad. Y ahí, mi cabeza empieza a rememorar otros tiempos, otros nombres, de gente que tambien hizo Copetonas, de manera desinteresada, (con lo que no estoy diciendo que los de hoy no lo hayan hecho de igual manera).
Por ello, empiezo el relato desde muy atrás, ( y dispénseme si les molesto por ello):
Algunos me preguntaron, en los festejos de los 100 años de Copetonas, si mi padre, al que veían tan anciano, había nacido en el pueblo. Les respondí a todos que no, ya que mi padre nació hace 93 años en Faro, Partido de Coronel Dorrego.
Mi papá llegó a Copetonas en 1945, recién casado, -tal como ya lo conté en este blog-, para establecerse por elección en esta localidad.
Se dedicó a distintas tareas, para llevar adelante su hogar: "hizo" las cosechas, puso una despensita, trabajó la madera, hizo de albañil, fue herrero, desmontó parajes arbolados, fue propietario ferretero, inventó alguna máquina que le sirvió en la herrería, etc. En medio de todo esto, y de algo mas que seguramente olvido, porque no le esquivó al trabajo con tal de vivir y progresar honradamente, se hizo tiempo para las sencillas actividades sociales comunitarias.
En el hotel de Reynaldo Vaca, crearon -él y otros parroquianos, uno de ellos Tito Iglesias-, el club de fútbol Talleres. Era un especial momento de ese deporte en Copetonas, y decidieron así, colaborar para que no decayera el fútbol ni los cotejos de los domingos en el pueblo.
Pero además, mi padre era convocado siempre para hacer asados en cualquier oportunidad de fiesta que se presentara. Generalmente, los asados eran hechos por Juan Ardanz, el carnicero del pueblo, quien le pedía colaboración a mi padre para tal fin, a quien consideraba su segundo en estos menesteres. Juan Ardanz fue una muy buena persona, colaboradora en todo, amigo incondicional de mi padre ( si habrán comido asados en el galpón de casa, cualquier noche, por el simple hecho de reunirse! Asados que compartía Miguel, el hermano de papá, Repetti, Romero,y algún otro, ocasionalmente, mientras las mujeres comíamos lo mismo pero en la cocina.)
Colaborando y trabajando , trabajando y colaborando, llegó la gran fiesta del cincuentenario.
Este hombre (mi padre), no nacido en Copetonas, pero integrado radicalmente al pueblo, fue una vez mas llamado a colaborar. Eran verdaderas colaboraciones, ya que NUNCA nadie cobró un peso. Pero, si a alguien se le hubiera ocurrido ofrecerles dinero, estoy segurísima que, dignamente, nadie hubiera aceptado.
Así, el 13 de Octubre de 1962, a las 2 de la mañana, empezaron los preparativos, sobre una de las paredes del galpón del F.F.C.C. Era tan importante la cantidad de asados a hacer, que Juan Ardanz, el jefe de la cuadrilla de asadores prefirió madrugar exageradamente. Se prepararon 41 metros de asadores, para cocinar 75 corderos y 64 vacas. El total? 139 animales! . Cada 10 vacas daba un total de 70 asados. Cuando el sol despuntaba, notaron que se aproximaba una gran tormenta, por lo que extendieron el techo 20 metros mas.¡ Hasta eso! Pero no llovió.
En la fotografía del momento, podemos apreciar , de izquierda a derecha, a don Félix Duba, Juan Ardanz, Juan Hernández, Lito Duba, detrás de Lito, Marcelino Manríquez, por delante y con anteojos negros, Galo Hernández, le siguen "Bigote" Sallago, Manuel Callegari, Roberto Castro y el Rubio Urban. Todos ellos, menos mi padre, Juan Hernández, ( si no me equivoco), están fallecidos. Se dan cuenta? ¡Sólo quedó mi padre como testigo y protagonista del Cincuentenario! Por eso , me gusta no sólo pensarlo, sinó tambien plasmar aquí los nombres de estos hombres sencillos, generosos, de trabajo, que se sacrificaron para que todos nosotros pudiéramos disfrutar, lejos del calor y del humo, cómodamente sentados, el exquisito asado que nos ofrecieron. A la hora del Centenario, se olvidaron de estos nombres. Entiendo que algunos de los organizadores hayan sido desconocedores de la historia del pueblo por jóvenes, y otros, seguramente , por no ser nativos de Copetonas, con lo cual se perdió la oportunidad de dar una mirada abarcativa de esos 100 años copetonenses, ignorando u olvidando hechos y personas . Pero como este blog buscó desde el primer momento, rescatar del olvido personas y familias que HICIERON COPETONAS, es que recuerdo hoy a todos los mencionados.
Y debo decir que, al rememorar aquellos momentos, me aparecen figuras de las damas que se ocupaban de poner las mesas, hacer las ensaladas y servirlas, acercar los postres -creo que eran naranjas-, a cada uno de nosotros, y naturalmente, antes y después del almuerzo, limpiar. Pero no puedo recordar el nombre de todas ellas, por lo que hoy no cometeré la imprudencia de mencionar alguna. Si, me gustaría si alguien que lea este post, me ayuda con los nombres, para tambien desde aquí , agradecerles.
Hay, sin dudas, un gran contraste entre un festejo y otro, porque en el Centenario los asadores, de Necochea, cobraban su trabajo. Y claro, los tiempos cambian...
Y aquí estamos...; después de un año intenso, con alegrías y pesares, con altibajos económicos ( o no), con ilusiones y desilusiones, con nuestras luces y sombras.
Seguramente muchas cosas sucedieron y suceden en Copetonas a diario, porque el pueblo es dinámico y su gente se esfuerza en HACER, para si y para la comunidad, pero no todas trascienden. Y de este año que se nos va, mucho quedará sin contar.
Lo mas trascendente: vivimos por fin el Centenario de nuestro querido pueblo, con mucho entusiasmo y gracias al trabajo de muchísimas personas. Todavía resuenan sus ecos...
Y yo, recordando esos festejos, desde lejos, - y mientras espero en estos días volver allí-, no puedo menos que asociarlos a aquella lejana fiesta que se hizo en el año 1962, cuando era el Cincuentenario de la localidad. Y ahí, mi cabeza empieza a rememorar otros tiempos, otros nombres, de gente que tambien hizo Copetonas, de manera desinteresada, (con lo que no estoy diciendo que los de hoy no lo hayan hecho de igual manera).
Por ello, empiezo el relato desde muy atrás, ( y dispénseme si les molesto por ello):
Algunos me preguntaron, en los festejos de los 100 años de Copetonas, si mi padre, al que veían tan anciano, había nacido en el pueblo. Les respondí a todos que no, ya que mi padre nació hace 93 años en Faro, Partido de Coronel Dorrego.
Mi papá llegó a Copetonas en 1945, recién casado, -tal como ya lo conté en este blog-, para establecerse por elección en esta localidad.
Se dedicó a distintas tareas, para llevar adelante su hogar: "hizo" las cosechas, puso una despensita, trabajó la madera, hizo de albañil, fue herrero, desmontó parajes arbolados, fue propietario ferretero, inventó alguna máquina que le sirvió en la herrería, etc. En medio de todo esto, y de algo mas que seguramente olvido, porque no le esquivó al trabajo con tal de vivir y progresar honradamente, se hizo tiempo para las sencillas actividades sociales comunitarias.
En el hotel de Reynaldo Vaca, crearon -él y otros parroquianos, uno de ellos Tito Iglesias-, el club de fútbol Talleres. Era un especial momento de ese deporte en Copetonas, y decidieron así, colaborar para que no decayera el fútbol ni los cotejos de los domingos en el pueblo.
Pero además, mi padre era convocado siempre para hacer asados en cualquier oportunidad de fiesta que se presentara. Generalmente, los asados eran hechos por Juan Ardanz, el carnicero del pueblo, quien le pedía colaboración a mi padre para tal fin, a quien consideraba su segundo en estos menesteres. Juan Ardanz fue una muy buena persona, colaboradora en todo, amigo incondicional de mi padre ( si habrán comido asados en el galpón de casa, cualquier noche, por el simple hecho de reunirse! Asados que compartía Miguel, el hermano de papá, Repetti, Romero,y algún otro, ocasionalmente, mientras las mujeres comíamos lo mismo pero en la cocina.)
Colaborando y trabajando , trabajando y colaborando, llegó la gran fiesta del cincuentenario.
Este hombre (mi padre), no nacido en Copetonas, pero integrado radicalmente al pueblo, fue una vez mas llamado a colaborar. Eran verdaderas colaboraciones, ya que NUNCA nadie cobró un peso. Pero, si a alguien se le hubiera ocurrido ofrecerles dinero, estoy segurísima que, dignamente, nadie hubiera aceptado.
Así, el 13 de Octubre de 1962, a las 2 de la mañana, empezaron los preparativos, sobre una de las paredes del galpón del F.F.C.C. Era tan importante la cantidad de asados a hacer, que Juan Ardanz, el jefe de la cuadrilla de asadores prefirió madrugar exageradamente. Se prepararon 41 metros de asadores, para cocinar 75 corderos y 64 vacas. El total? 139 animales! . Cada 10 vacas daba un total de 70 asados. Cuando el sol despuntaba, notaron que se aproximaba una gran tormenta, por lo que extendieron el techo 20 metros mas.¡ Hasta eso! Pero no llovió.

Y debo decir que, al rememorar aquellos momentos, me aparecen figuras de las damas que se ocupaban de poner las mesas, hacer las ensaladas y servirlas, acercar los postres -creo que eran naranjas-, a cada uno de nosotros, y naturalmente, antes y después del almuerzo, limpiar. Pero no puedo recordar el nombre de todas ellas, por lo que hoy no cometeré la imprudencia de mencionar alguna. Si, me gustaría si alguien que lea este post, me ayuda con los nombres, para tambien desde aquí , agradecerles.
Hay, sin dudas, un gran contraste entre un festejo y otro, porque en el Centenario los asadores, de Necochea, cobraban su trabajo. Y claro, los tiempos cambian...
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