jueves, 28 de junio de 2012

Flia. Andersen-Gaviola (ellos también hicieron Copetonas)

Para comenzar esta historia, debo remontarme prácticamente a los orígenes del pueblo, ya que es en esa fecha en que ubicamos a  Don José Andersen, padre de Lito, ( de quien  me ocuparé mas adelante), y hombre muy influyente de la época. Don José era un dinamarqués de buena presencia, que siempre estuvo ligado al comercio. Y durante muchos años tuvo como socio a otro dinamarqués: Clausen. Frecuentaba mucho el hotel de Petersen, del cual ya me ocupé en otro post, sito en lo que es hoy calle Aramburu 659 . En ese hotel,  dijimos, se puso la primera ( y única ) cancha de bowling de Copetonas. Pero ahora me entero, por Lito, que dicha cancha se puso con dinero que Don José aportó para ayudar a ese amigo, Petersen, quien era paisano suyo.
En el pueblo tenemos una casa, que he fotografiado muchas veces, que en su frente dice la fecha de su construcción: 1917. Pues esa casa, fue construida para Don José, sobre lo que es hoy calle Armada Argentina, entre Pedro E. Aramburu y España. El destino original de ese inmueble fue el de Taller Mecánico, por eso a la entrada, que consta hoy de un corredor, se puede apreciar una puerta de tres hojas: allí ingresaban los autos a reparar. Y es precisamente allí  donde estaba la fosa, que con los años se rellenó y con piso de mosaico disimuló su presencia.
El negocio debe haber superado con creces las espectativas de Don José, ya que para el ´20, se lo ubica trabajando en el taller de chapa, que aún sigue en pie, aunque en tristes condiciones, pegado a lo que era el original taller. Tuvo representación, también, de la Agencia Case, con repuestos para máquinas agrícolas y venta de dichas máquinas. La agencia en cuestión funcionaba a la vuelta, por la calle Aramburu, contigua al taller de chapa. En lo personal, Don José, conoce justamente en el hotel de su amigo Petersen,  a la que sería su esposa: Rita Rodríguez, quien estaba empleada allí. Se casaron, y permanecieron unidos hasta el fin de sus días,viviendo en esa casa de 1917, y trayendo tres hijos a este mundo: Ana Margarita, Juan José  (Tense) y Carlos Víctor (Lito).
En fin, que Don José Andersen fue un hombre con importante capital, que le permitió viajar mucho por el mundo, -eso sí, solo, porque Doña Rita no quería viajar-; pero es necesario decir que mientras él viajaba el negocio marchaba solo.Con varios empleados que lo atendían muy bien, y que facturaban  ¡un talonario! por día...................................................................................................................................................................
A partir de aquí, se desarrolla la historia que da título a este post.
Carlos Víctor (Lito) prosigue el negocio del padre, en el taller de chapa. Pero ya no se atienden sólo autos. Se arreglan cosechadoras y otras maquinarias agrícolas. Además, anexa el negocio de  cinco máquinas cosechadoras tanteras. Y esto prosiguió así hasta no hace muchos años atrás. Hoy Lito está jubilado.
Lito se casa con María Angélica (Marica) Gaviola, quien proviene de otra familia antigua de Copetonas. Hija de Ana María Michiels y Victorino Gaviola, tiene cuatro hermanas: Petra, Inés, Rosa y Luisa.

Taller original.A la drrecha, el primero, de material, de 1917
Estas son distintas copias de una misma toma.
Nótese la cuerda que dividía la vereda de la calle.
Y el enorme surtidor, detrás, hoy objeto de coleccionistas.
El taller de chapa, por dentro.
No sabemos los nombres de estas personas,
pero sus rostros quedaron plasmados para siempre...
Esta es apenas una hoja de aquellos talonarios
que utilizaban para facturar. Es de 1921.
Figura en él el Dr. Gallina, quien aun vivía en Copetonas.
Marica y Lito tienen a su vez, tres hijos: Oscar, María Rita y Ana Leticia.
 Los tres los han hecho abuelos.
 Oscar es padre de Maximiliano, Cecilia y Martín.
María Rita es mamá de María Pía y Victoria.
Y Ana Leticia tiene un hijo solo: Marcos Guillermo.

Para cerrar esta historia, quiero contarles que Lito cuida celosamente todos los talonarios, muy gruesos por cierto, que su padre utilizó en el taller. Hojas y hojas impecables, pasaron frente a mis ojos, de los años ´20 en adelante...
Y conserva, entre otros elementos, los apliques que se le agregaban a los vehículos que pasaban por su negocio, que dicen algo así como : "Taller de José Andersen... " entre otras leyendas, realizados en bronce, en Alemania, lugar al que fue Don José mas de una vez.
Aspecto actual de la casa (taller original), de 1917.
La primera puerta, de tres hojas, era la entrada a el taller,
donde estaba la fosa.
Frente de la casa, donde se nota la fecha de su construcción: 1917
Este salón fue la Agencia CASE . Fue comprado a Don Florencio Monforte.
Estado actual del taller, hoy en desuso.
 Gracias, Marica y Lito, por permitirme contar vuestras historias de vida!!


2 comentarios:

  1. La casa de mi bisabuela, con mi hermano, Pablo, le robábamos (ella obviamente lo sabia) bonobones cada vez que podíamos jajaja

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